jueves, 5 de diciembre de 2013

LA MINIFALDA DE CÉSAR ACUÑA

"Una raza distinta... una raza que no se rinde...y yo soy uno de ellos..". Seguramente no seré el único hastiado con la egocéntrica propaganda que el Sr. César Acuña hace para promocionar la Universidad César Vallejo (UCV). Dejando de lado el pésimo gusto que es presentar una institución disque académica con una analogía a su imagen personal, no pude dejar pasar por alto un detalle más revelador: De las Universidades que tienen Facultades de Medicina en el Perú, la UCV es una de las que más invierte en publicidad y , a la vez, es la peor. La peor de todas.

Si ha habido algo constante en los exámenes Nacionales de Medicina para Internos (ENAM) es que a la UCV nadie le quita el último lugar. Lo otro más o menos constante es que la Universidad Cayetano Heredia usualmente queda primera. Es notable también que Cayetano prácticamente no invierte en Publicidad. Definitivamente no como lo hace la UCV. ¿Por qué? Porque no la necesita.

Una minifalda muy corta es como la publicidad de la UCV.

Una chica con una miniflada demasiado breve definitivamente no la usa por comodidad. Tampoco por moda, la moda es un simple medio para atraer la atención. Y alguien con tanta necesidad de atención sólo revela algo: Para ella su propio valor lo asignan las demás personas. Necesita sentirse al menos mirada. En el fondo no está segura de cuánto vale o peor, al igual que el Sr. Acuña, sabe que tiene poco qué ofrecer. Por el otro lado, una chica cuyo valor está en su propia cabeza y no depende del aplauso ajeno es como Cayetano: sabe lo que vale y no necesita venderse demasiado. Los mejores postulantes vendrán a ella de todos lugares sin siquiera tener que llamar su atención. No necesita mostrar más de la cuenta. La pobre primera chica, sí: El sentirse mirada es finalmente un trágico sustituto del sentirse amada. Ella es la UCV.

La minifalda de César Acuña , junto con su confianza en la UCV, son pues, cortísimas.

Y cuando la propaganda es tanta que abruma, venga de una Facultad de Medicina o de unas ropas livianas, es mejor desconfiar.


                                - coautoría con E.V.F.R-


martes, 3 de diciembre de 2013

LA MADRE DE PENNY

"¡¡¡No lo abras!!!, pierde su valor si lo sacas de su envoltura". Leonard se refiere a un juguete antiquísimo que le acaba de regalar Penny, su novia en The Big Bang Theory, una de mis ex-series favoritas. Penny responde con una ocurrencia divertida y trágica: "Lo mismo decía mi madre de mi virginidad... pero fue mucho más divertido abrir el paquete y jugar con ella...".

Aún la gente más open minded coincidirá en que el ejercicio de la sexualidad es mucho más valorado cuando es exclusivo. Y, a  riesgo de aparecer machista, coincido con el Padre J. Loring cuando dice "Todo hombre bien nacido desea casarse con una mujer de estreno". ¿Quién puede negarlo?. Coincido también con él, para reivindicar la pureza masculina, cuando dice que mujeres y hombres tenemos exactamente el mismo llamado a la custodia y valoración del sexo. Es verdad lo que decía la madre de Penny: un juguete en la envoltura vale más. Este es algún punto de partida.

Además de la deseabilidad de un juguete en su envoltura, la observancia de una correcta sexualidad es indispensable para amar. Para un acto de entrega: Incontables estudios han descrito el rol fisiológico de la oxitocina en la sensación de attachment , del apego. El ejercicio de las relaciones sexuales induce la liberación de esta hormona, lo que favorece el desarrollo de una sensación de pertenencia con la persona recipiente de los favores. Conocido es también el hecho de que la intensidad de la liberación de la oxitocina (y por tanto, de la sensación de apego y pertenencia) suele debilitarse progresivamente conforme la persona va cambiando de pareja sexual. Vale decir, mientras más parejas sexuales tenga la persona, menos capacidad de sentir apego por alguien tendrá. Diré entonces, que además del valor del juguete aún empaquetado, sin una mínima pureza es más difícil darse a sí mismo y sentirse de alguien.

Pero para alguien que reconoce en la magnificencia del cuerpo el trabajo de un Creador, la sexualidad debe ser más, mucho más. Es tremendo don y tremenda responsabilidad: Es el taller donde las manos de Dios han de trabajar.
Siendo cierto que hombres y mujeres están llamados por igual a custodiar la limpieza su propio corazón, creo yo que Dios ha querido darle  a la mujer un encargo especial en este sentido:
No será casualidad que Dios haya colocado un reparo anatómico a manera de velo para resguardar el seno femenino. Este velo, igual que el velo que mandó colocar Dios a Salomón delante del altar, custodia algo sagrado. Es en las entrañas femeninas de donde Dios va a rescatar a alguien de la inexistencia, de la nada, y le va a llamar a vivir: A vivir una vida terrenal plena y feliz, y luego a la alegría eterna, eterna. Es entre  los tejidos y sangre del seno femenino en donde el amor fecundo de Dios hará trabajar sus santas manos. Es fácil entender entonces por qué nadie tiene derecho a entrar. Ni siquiera el hombre que la despose. Para los cristianos, ganará ese derecho el día que le pida permiso a Dios para entrar en su lugar de trabajo. El día que se case.

Coincido con la madre de Penny en que el juguete pierde valor cuando se abre la envoltura. Pero además de ello, y más trágico; se pierde la posibilidad de entregarse con libertad a alguien, y se desoye el llamado de custodiar algo sagrado que ha sido entregado por un Dios MUY CELOSO. Un Dios que quiso nacer él mismo de una virgen, un Dios que quiso montar un pollino que nadie había montado, un Dios que quiso ser enterrado en una tumba en la que nadie había estado y , estoy seguro, un Dios muy celoso también de su lugar de trabajo.

La madre de Penny tiene algo de razón, pero su alcance es limitado, como limitada y tendenciosa es la serie, por eso ya dejé de verla.